La actividad física es una herramienta clave para preservar la salud mental a medida que envejecemos. Estudios recientes respaldan su capacidad para reducir el riesgo de desarrollar demencia, una condición neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), realizar actividad física moderada durante al menos 150 minutos a la semana puede disminuir significativamente el riesgo de demencia. Esto equivale a 30 minutos al día durante cinco días, lo que resulta en un objetivo accesible para la mayoría de las personas. Este tipo de ejercicio incluye caminatas rápidas, ciclismo o actividades como la jardinería.
Un análisis publicado en The Lancet Public Health sugiere que mantenerse activo físicamente ayuda a mejorar la circulación sanguínea, reduce la inflamación y promueve la neuroplasticidad, el proceso que permite al cerebro adaptarse y mantener conexiones neuronales saludables. Los investigadores también señalan que el ejercicio vigoroso, como correr o entrenamientos intensos, puede proporcionar beneficios adicionales, incluso con menos tiempo invertido: alrededor de 75 minutos semanales.
Además, el Alzheimer’s Research UK destaca que combinar actividad física con otros hábitos saludables, como una dieta equilibrada y una vida social activa, amplifica la protección contra enfermedades neurodegenerativas.
Para quienes enfrentan barreras, incluso pequeñas dosis de ejercicio, como caminar 10 minutos al día, han demostrado aportar beneficios cognitivos. Lo importante es adoptar la constancia, ya que el efecto protector se acumula con el tiempo.
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud (OMS).
The Lancet Public Health.
Alzheimer’s Research UK.