El cardenal Adalberto Martínez recuerda su satisfacción como “cura de pueblo” y párroco antes de ser nombrado obispo auxiliar y luego arzobispo. Menciona que el servicio en la Iglesia implica una carga, y que nadie debería aspirar a cargos o jerarquías honoríficas, aspirando más bien a que el reino de Dios sea conocido. Ilustra esto con el ejemplo de la Virgen María, destacando su humildad por encima de cualquier cargo, también menciona que el Papa Francisco tampoco aspiraba a ser Papa.
El cardenal y arzobispo señala que hay cardenales que colaboran más estrechamente con el Papa, quienes probablemente estarán presentes en la primera convocatoria tras el fallecimiento. Explica que el Papa Francisco nombraba cardenales de diversas procedencias, incluso de “las periferias”, y que con él, desaparecieron las sedes fijas para nombrar cardenales, mencionando el nombramiento de un joven cardenal en Mongolia. El cardenal Martínez explica que, después de las exequias del Papa, se realiza un novenario, y que el cónclave para elegir al nuevo Papa iniciaría dentro de 15 a 20 días a partir de la muerte, indica que una vez terminadas las partes exequias, se hace la convocatoria para el cónclave.