Monseñor Ricardo Valenzuela comparte varios momentos significativos de la visita del Papa al santuario, Al llegar, contempló la imagen de la Virgen de Caacupé, luego puso sus manos en las piedras y depositó un ramo de rosas. Antes de la misa, mientras estaban en la fila, se notó al Papa “sostenido por su báculo mirando para abajo como algo sentido”. Durante la procesión, el Papa desapareció brevemente, causando sorpresa, se reveló que se había emocionado y fue un momento al baño, mostrando su profunda conexión con el lugar. El Papa se sintió conmovido al ver cuadros de los jesuitas enseñando a los indígenas.
Valenzuela contó, que durante una reunión con la comisión de comunicación del mundo, al presentarse como el obispo de Caacupé, el Papa le preguntó "¿A ver, trajiste chipa?”. Esta anécdota refleja la simpatía y cercanía del Papa hacia Paraguay. Incluso reclamaba que “Ningún paraguayo debía estar sin chipa o mate”. El Papa Francisco sentía un profundo cariño por el pueblo paraguayo, admirando la tradición de la “olla popular” en Buenos Aires, que le recordaba la forma en que la comunidad paraguaya comparte y se respeta. Además, destacaba la fe de los paraguayos, llegando a decir que para saber qué significa tener fe, uno debía hacerse amigo de un paraguayo, pues en cada casa visitada en Paraguay encontraba la imagen de la Virgen de Caacupé.
Finalmente, Monseñor Valenzuela recuerda la última bendición Urbi et Orbi del Papa en Pascua, sin imaginar que al día siguiente tendría su “Pascua eterna”. Recibieron su última bendición y ahora él ha partido para su Pascua.