Vivir con un gato puede traer numerosos beneficios, sean físicos o emocionales. Diversos estudios señalan que la convivencia con estos felinos contribuye a reducir el estrés, mejorar la salud cardíaca y hasta fomentar el bienestar mental. La simple acción de acariciar a un gato ha demostrado liberar endorfinas y reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que ayuda a las personas a sentirse más relajadas y felices con la presencia de un gato en casa también es beneficiosa para el corazón.
Según un estudio realizado por el Instituto Stroke en la Universidad de Minnesota, convivir con gatos puede disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares hasta en un 30%. Los investigadores sugieren que el efecto calmante de los gatos en sus dueños es clave, ya que ayuda a mantener la presión arterial bajo control y reduce la posibilidad de sufrir un ataque cardíaco.
A nivel emocional, los gatos también brindan una forma de compañía que se adapta a personas de distintas personalidades, incluso a aquellas más introvertidas. Estos animales no requieren tanta interacción directa como un perro, lo que permite a sus dueños disfrutar de su compañía sin sentir que tienen una responsabilidad constante. Además, su comportamiento independiente y sus juegos espontáneos pueden alegrar el ambiente y hacer reír, mejorando el estado de ánimo de quienes los rodean.