El perro que le costó más de dos años de cárcel a su secuestrador

16 de septiembre de 2015

La mascota, de raza Pug y valuada en 15 mil pesos, había sido robada en la calle. El ladrón le pidió mil pesos de rescate a su dueño. Lo arrestaron y un tribunal lo condenó por extorsión.

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Un delincuente de Cipolletti fue condenado a dos años y medio de prisión por secuestrar a “Rufo”, un perro pug, y extorsionar a su dueño para que le cancele un rescate de 1000 pesos. 

Ocurrió a fines del 2012, cuando Víctor Vicente Jaque, un delincuente rionegrino con un amplio prontuario, agarró en la calle, en Cipolletti, a “Rufo” un valioso perro de la raza Pug (similar a aquel del film “Hombres de Negro”) con la idea de venderlo o, tal como se desarrollaron los hechos después, pedir un rescate a sus dueños.

A los pocos días, comenzó a exigir dinero a cambio del perro a su propietario Jorge Antonio L. El secuestrador amenazaba con venderle a alguien más el animal. Pero el dueño de “Rufo” decidió acudir a la policía para rescatar a su mascota de color marrón, valuada en 15 mil pesos.

Es así que se inició una operación del tipo comando que concluyó con Jaque detenido y, posteriormente, condenado a dos años y medio de prisión efectiva por extorsión, según determinaron los Tribunales provinciales en General Roca.

Superadas las apelaciones, el fallo que data de diciembre de 2014, fue ratificado esta semana por lo que Jaque tendrá que purgar su pena en un centro penitencial local.

“Rufo” había sido levantado muy cerca de su domicilio en la calle Roberto Abel 1900, de Cipolletti. Todo indica que Jaque se lo llevó con la intención de obtener algún rédito por el can a través de una venta rápida. Pero ya en su casa decidió que podría conseguir mucho más dinero si pedía rescate por su vida.

Los Pug suelen pesar alrededor de 10 kilos y tienen, por lo general, un carácter muy vivaz. El delincuente obtuvo el teléfono de Jorge Antonio L. y comenzó a llamarlo insistentemente. Su método desde el principio fue poco ortodoxo: en lugar de negociar hacia abajo lo hacía levantando la cifra propuesta inicialmente. En su primera llamada exigió 500 pesos. Luego cambió de parecer, rectificó y pidió 1000 pesos.

El propietario, cansado de las dudas del propio secuestrador, acudió a comisaría de Cipolletti donde diseñaron una plan simple pero efectivo para recuperar el perro y detener a su captor: como en un novela policial muy básica, le pidieron al hombre que arreglara una cita.

El día acordado los policías irían con él ocultos bajo una lona en su camioneta. En un nuevo llamado, Jaque le indicó que se juntaran para concretar la transacción al frente de un conocido albergue transitorio llamado Cu Cu. Cuando el delincuente se acercó al vehículo de Antonio L. los policías salieron desde la caja de la camioneta y lo atraparon.

Fuente: clarin.com

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