Los refugiados cambian su ruta hacia Croacia tras cierre de paso por Hungría

16 de septiembre de 2015

Tras el cierre del límite de Hungría con Serbia, la policía húngara utilizó gases lacrimógenos contra cientos de refugiados.

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Otro baluarte más contra los impopulares refugiados: El jefe del Estado Mayor húngaro, Tibor Benö, apareció ayer en persona para los primeros trabajos de medición en el punto de encuentro húngaro-serbio de las fronteras de tres países cerca de Kübekhaza. Allí, Hungría comenzó la construcción de una nueva valla en la frontera con Rumania, su vecino de la UE. 

Las estacas de madera ya fueron clavadas en el suelo. El nuevo cerco tendrá inicialmente sólo algunos kilómetros de extensión. De momento no está claro si próximamente deberá cerrar la frontera completa de 448 kilómetros. Entretanto, policías húngaros y refugiados libraron ayer un enfrentamiento en la frontera con Serbia con piedras, gases lacrimógenos y vehículos lanzaaguas. 

La reacción de Rumania ante la planeada valla fue dura. “Muros, perros de policía, armas. Esto parece como en los años 30”, criticó el primer ministro Victor Ponta. Y aquí no existe siquiera un verdadero problema con los refugiados. Este año, según la policía de frontera, fueron interceptados solamente 963 inmigrantes ilegales. 

Pero la vecina Bulgaria tiene que lidiar con cifras completamente diferentes. Ayer se impidió el paso a 200 refugiados procedentes de Turquía. Desde comienzos de año llegaron unos 17.000 inmigrantes no registrados a las fronteras del país. Por lo tanto, el cerco en la frontera con Turquía que actualmente tiene 30 kilómetros de extensión será claramente prolongado. 

Mientras tanto, escalaron los problemas en la frontera serbia. En el viejo paso fronterizo de una carretera cerca de Röszke la policía húngara utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua contra cientos de refugiados indignados que rompían una puerta en el cruce limítrofe. 

Los refugiados lanzaron piedras y palos de madera desde el lado serbio de la frontera contra la policía húngara, gritando “abran, abran”. Luego hicieron arder neumáticos de automóvil. 

En los disturbios de Röszke participaron hombres jóvenes, reportaron medios húngaros. Porque las familias con niños resolvieron transitar su camino hacia Europa Occidental a través de Croacia. Y es que allí la actitud hacia los refugiados es muy distinta. 

El gobierno en Zagreb se mostraba ayer confiado. Todo está bajo control, aseguró el jefe de gobierno Zoran Milovic en el Parlamento. Su país es generoso -agregó- y pronunciadamente humano y anunció que todos los refugiados podrán pasar por el país sin obstáculos. 

A diferencia de la posición de Hungría, cuyas vallas son una “amenaza”, Croacia es una nación cristiana, que se toma en serio el llamado del Papa a ayudar a los refugiados, aseguró. Pero de todas maneras el miembro más joven de la UE se mueve en terreno inseguro. El gobierno estima que todos los refugiados se dejarán registrar pacientemente. 

Pero muchos de ellos hasta ahora han rechazado un procedimiento de identificación que incluye la toma de sus huellas dactilares.

Fuente: latercera.com

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