La historia que se esconde detrás del violinista del Titanic

21 de septiembre de 2015

John «Jock» Hume murió a los 21 años, tocando hasta el final. Su nieto, fascinado con la historia, se llevó una sorpresa al investigar la vida de su abuelo.

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El Titanic se hundió arrastrando al fondo del océano muchas historias y secretos. Más de un siglo después del trágico naufragio, uno de esos misterios acaba de salir a la luz: la vida oculta del violinista del gigantesco trasatlántico, John Law "Jock" Hume, quien tocó hasta el final junto a la banda del barco.

Jock Hume tocó entre los gritos y el llanto de chicos y grandes que sabían que estaban a punto de morir. La orquesta de ocho hombres interpretaba las últimas canciones de su vida para unos pasajeros que no se salvarían. Hume era el más joven de la banda. Su última canción fue “Más cerca de tí, señor”.

Movido y fascinado por esta triste historia, el nieto de Hume, Christopher Ward, decidió investigar más sobre la vida de su abuelo y su trágico final cuando apenas tenía 21 años, dejando atrás a su novia Mary Costin, embarazada.

Lo que su nieto nunca esperó encontrar era que su abuelo tenía una vida paralela. Otro hijo, otra mujer. Una mujer negra, a quien conoció en Jamaica.

Diez días después de que el buque fuera engullido por el mar, el cuerpo de Hume fue recuperado y transportado a Canadá para darle sepultura. Sus restos helados aparecieron junto a los del director de la orquesta, Wallace Hartley, y a los del violonchelista John Clarke.

Según afirma el propio Ward en un reportaje escrito para el “Daily Mail”, nunca había sabido mucho de la vida de su abuelo hasta que, casi por casualidad, se contactó con un coleccionista de objetos del Titanic. Este poseía algunos documentos oficiales en los que se hacía una relación con aquellas personas que se habían beneficiado de una pensión tras la muerte de uno de sus familiares en la tragedia. Tras revisar las páginas, el escritor encontró el nombre de Mary Costin y el de otra mujer desconocida: Ethel McDonald, ambas receptoras de una cantidad considerable por la muerte de Jock Hume.

El documento mostraba que cada tres meses se depositaba esa suma en el Banco Colonial de Kingston, en Jamaica. Unas cuantas preguntas más, llevaron a Ward a atar cabos.

El violinista había viajado en la Navidad de 1910 a Jamaica, donde había tocado durante tres meses en un el Constant Spring Hotel, antes de aceptar el trabajo en el Titanic. Era muy probable que hubiera tenido una aventura con Ethel. Gracias a la ayuda de Donald Lindo, un genealogista de la zona, Ward supo que la mujer era la camarera del restaurante del hotel.

Además, Lindo le obsequió un documento de gran valor: la partida de nacimiento de un niño con fecha del 2 de noviembre de 1911, llamado Keith Neville McDonald.

Animado por todos aquellos datos, Ward se decidió a viajar al antiguo hotel que, con el paso de los años, se había convertido en un colegio. Llegó sin saber qué buscaba realmente, pero el destino lo terminó ayudando de nuevo cuando, tras hablar con varias de las jóvenes en el lugar, una de ellas le informó que se llamaba Gabi Hume y que su abuelo había sido uno de los músicos del Titanic. Sin pretenderlo, había hallado a un familiar, y el final del misterio.

Fuente: clarin.com

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