Karoshi: la muerte por exceso de trabajo

14 de octubre de 2016

Es real, existe y se sufre: se trata del Karoshi, un fenómeno que lleva asesinando japoneses por su obsesión con la productividad, la excelencia y el trabajo.

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Especialistas aseguran que este mal pudo haber nacido como consecuencia de la derrota japonesa de la Segunda Guerra Mundial, pero el primer caso ‘oficial’ de muerte por exceso de trabajo (o Karoshi) data de hace casi treinta años.

En Japón, una semana laboral puede llegar a durar hasta 60 horas, mientras que en naciones avanzadas occidentales no alcanza a superar las 40.

Desde que el Ministerio de Salud japonés reconoció el Karoshi como una muerte real entre la población de la nación asiática, se han tomado medidas para controlar el número de decesos entre oficinistas que pasan más 15 horas diarias sentados en el trabajo.

De acuerdo a un artículo divulgado por BBC Mundo, no se sabe a ciencia cierta qué es lo que está matando a los oficinistas de mediana edad que pasan más tiempo en su trabajo que en casa, pero los especialistas sospechan que podría tratarse a males relacionados con el sedentarismo extremo.

En Japón, detalla el artículo, se ve mal que el empleado termine su jornada laboral antes que su jefe, lo que lo obliga a permanecer en su escritorio por más tiempo del debido.

Por ejemplo, tanto en esta nación como en otras como México (primer lugar en horas semanales de trabajo), se cree que quedarse hasta tarde es sinónimo de productividad cuando, en realidad, es completamente lo contrario.

Sin embargo, luego de que el Karoshi alcanzara niveles epidémicos a principios de los noventas, el fenómeno rebasó las fronteras y llegó a otras naciones de Asia (principalmente China), Estados Unidos y América Latina, donde las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la obesidad son los principales males que aquejan a su población.

Morir de exceso de trabajo no es más que el resultado de la combinación del estrés, la mala alimentación, enfermedades preexistentes como las antes mencionadas y la falta de ejercicio.

La productividad no es quedarse hasta altas horas de la noche para ver ‘quién llega primero y se va más tarde’, sino aprovechar las horas laborales al máximo con el fin de salir a tiempo de la oficina y dedicar tiempo a la familia, a los amigos, al esparcimiento y al ejercicio.

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