Paraguay albergó a los mejores jugadores del mundo para el decimocuarto Campeonato Mundial de Padel que comenzó como un sueño para todos los paraguayos amantes de este deporte y terminó en una pesadilla que acaparó toda la prensa del Padel mundial. 

Los partidos se debieron jugar en tres distintas sedes, dos de ellas eran de clubes deportivos (Complejo La Quinta Sports y el Centro Deportivo Aventura), mientras que la sede principal estaba localizada en la Secretaria Nacional de Deportes (SND), que horas antes de la final fue descartada. La misma aún se encuentra en fase de terminación, según argumentaron los directivos en un comunicado. 

Posteriormente la SND gestionó para que la gran final se traslade al Comité Olímpico Paraguayo (COP), pero la Federación Internacional de Padel (FIP) no lo autorizó porque la estructura de la cancha que se montó en el predio, no era apta para disputar una final del mundo, argumentaron. Los cristales no estaban bien forjados y el bote de la pelota no era la adecuada, según la FIP.

La sede alternativa de la final pasó a ser el Complejo La Quinta Sports, pero las fuertes lluvias obligaron a trasladar las dos finales del Mundial al indoor del Centro Deportivo Aventura. Donde se iba a disputar el juego a puertas cerradas, dejando a más de 2000 personas con entrada en mano sin poder presenciar la gran final pero con la condición de que se les devolvería el importe de las entradas.

Las argentinas estaban firmes con su decisión de no jugar la final, en todo momento, pero, ante la decisión de sus rivales, decidieron disputar el encuentro para no conceder un WO por respeto a su bandera.

El equipo femenino español se quedó con el mundial y un día después, lanzaron este comunicado.

Las selecciones masculinas de Argentina y España debían verse las caras en la final, pero ese partido nunca llegó, como protesta por la falta de condiciones de la competición.

Por Lucas Mario Benítez