Tiene 36 años, una hija que la acompaña a todos lados y es oriunda de la localidad de Cadete Pando, Chaco Paraguayo. Máxima se convirtió en el ángel guardián de los pobladores afectados por las inundaciones. 

El desborde del río Confuso, que con toda su furia, cortó los caminos, no es obtaculo para que esta chaqueña llegue hasta sus pacientes que la necesitan. Siguió la carrera de enfermería inspirada en el amor a su pueblo y su gente, que sufre el abandono del estado. 

Los pobladores dependen de la olla popular, instalada en una escuelita, que provee la Municipalidad de General Bruguez y algunas donaciones de la Secretaría de Emergencia Nacional.

La localidad de Cadete Pando se encuentra a 200 km de la capital, cuenta con 800 habitantes que en su mayoría viven en la extrema pobreza. 

En una oportunidad Máxima fue en compañía de su hija, caminando 5 km por barro y agua, en busca de medicamentos ya que se acabaron en la zona. Otro de los momentos difíciles es cuando se va la energía eléctrica y surge alguna urgencia en el puesto de salud, como por ejemplo una mujer que debe dar a luz, con la ayuda de una vela o una linterna Máxima continua su labor hasta completar el nacimiento.

Esta enfermera chaqueña cuenta que se siente con mucha responsabilidad por sobre todo con los niños y ancianos, asegura que le duele ver sufrir a su pueblo. 

Es bisnieta de los primeros pobladores de Cadete Pando, su bisabuela era partera empírica y médica naturalista, o como le dicen en la zona médica ñana. Esta mujer se convirtió en todo un ejemplo de servicio hacia su gente y comunidad, lo hace con mucho amor.