Hace 56 años que Martin Luther King subió al podio del Monumento a Lincoln, en Washington D.C. y pronunció su icónico discurso, “Tengo un sueño” (I have a dream) en una histórica manifestación de más de 200.000 personas a favor de los derechos civiles de los afroamericanos.

El discurso más famoso de la historia de los Estados Unidos no estaba escrito en el texto que King preparó, empezó a improvisar en el momento diciendo: “Yo tengo un sueño… sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: sostenemos verdades que son evidentes: que todos los hombres son creados iguales. Tengo un sueño, sueño que un día en las rojas colinas de Georgia los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad. Sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un estado ardiente con el calor de la injusticia, sofocante por el calor de la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia. Yo tengo un sueño, que mis cuatro pequeños hijos algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter".

King ya era conocido en todo el mundo por su lucha de los derechos civiles. Poco después de esa marcha se aprobaron leyes contra la segregación racial y se permitía el derecho del voto a la población afroamericana. En octubre de 1964, Martin Luther King, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.