La mujer dijo que al salir de su casa pisó algo, se trataba de una víbora conocida como "jarara" que es altamente venenosa. Antes que suba su pierna y la ataque, su gato de nombre Kiko reaccionó y peleó por varios minutos hasta que terminó mordido.   

Un rescatista de animales de la fundación Maris Llorens publicó el caso por las redes sociales y se hizo cargo del traslado del herido hasta un médico veterinario. Según dijo, el animal tiene posibilidades de sanar gracias al suministro del antídoto.   

El caso deja dos enseñanzas. La primera, la importancia de tener una mascota bien tratada y que pueda ayudar. La segunda, la necesidad de mantener limpios los baldíos más aún cerca de humedales o arroyos, para que no aparezcan con frecuencia las víboras.