El Papa Francisco señaló, durante el rezo del Ángelus en el Vaticano, que la alegría es una característica inherente al cristianismo. La felicidad, explicó, muestra la cercanía del cristiano con Dios: “Cuanto más cerca de nosotros está el Señor, mayor es la alegría”.
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Sin embargo, también señaló que ser feliz no es fácil: “El camino de la alegría no es fácil, no es un paseo. Hace falta trabajar para ser feliz”. Y puso como ejemplo de ello a Juan el Bautista, quien “recorrió un largo camino para llegar a testimoniar a Jesús”. “Dejó todo, desde joven, para poner a Dios en primer lugar, para escuchar con todo su corazón y con todas sus fuerzas la Palabra”.
El Santo Padre subrayó que “la invitación a la alegría es característica del tiempo de Adviento: la espera del nacimiento de Jesús, la espera que vivimos es alegre, un poco como cuando esperamos la visita de una persona a la que queremos mucho, por ejemplo, un buen amigo al que no vemos desde hace tiempo, un pariente”.
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“Estamos en alegre espera. Y esta dimensión de la alegría emerge especialmente hoy, el tercer domingo, que se abre con la exhortación de San Pablo: ‘Alegraos siempre en el Señor’. Alegraos. La alegría cristiana”.