8 de diciembre de 2014
Un tribunal de China sentenció a muerte a ocho personas por su participación en dos ataques que dejó docenas de muertos en la región autónoma occidental de Xinjiang a principios de año.
Otros cinco fueron condenados a pena de muerte suspendida, lo que suele terminar en una condena de por vida, de acuerdo con las prácticas legales chinas.
En uno de los atentados, una bomba estalló en una estación de trenes en Urumqi, mientras el presidente de China, Xi Jinping, estaba de visita en la región.
El segundo incidente tuvo lugar en un mercado de la ciudad.
China culpa a "terroristas uigures" del aumento de la violencia en Xinjiang en los últimos años.
Pero los uigures, miembros de la minoría musulmana, que viven en la convulsa región dicen que el malestar es el resultado de las políticas opresivas de Pekín.