Un chico se hizo pasar por muerto y sobrevivió a la masacre de los talibanes

16 de diciembre de 2014

Tras recibir dos balazos en las piernas durante el ataque a su escuela en Peshawar, un adolescente paquistaní de 16 años fingió estar muerto para que no siguieran disparándole. Mientras, los atacantes masacraban todo lo que estaba a su alrededor. Todo terminó con 132 víctimas fatales, la mayoría niños.

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Vi a la muerte tan de cerca... Nunca me olvidaré de las botas negras acercándose. Tuve la impresión de que era la muerte que se me acercaba". Con esas escalofriantes palabras y una tristeza incontenible Shahrukh Khan, un chico de 16 años, contó lo que sintió mientras se hacía el muerto y se salvaba de ser masacrado a tiros por los talibán que ingresaron hoy a su escuela de Peshawar y mataron a al menos 132 personas, la mayoría niños y adolescentes, en un feroz ataque.

Desde su cama en un hospital de Peshawar, Khan contó que él y sus compañeros estaban en el auditorio de la escuela cuando ingresaron cuatro hombres armados. "Alguien nos gritó que nos agachásemos y escondiéramos abajo de las mesas", dijo el joven, que relató que los hombres gritaron "¡Dios es el más grande!" antes de abrir fuego.

"Uno de ellos gritó: 'Hay muchos chicos debajo de los bancos, vayan a buscarlos'", contó Khan. "Vi un par de botas negras que venían hacia mí. Ese hombre probablemente estuviera buscando estudiantes escondidos debajo de los bancos", agregó.

Khan sintió mucho dolor cuando le dispararon en ambas piernas justo debajo de la rodilla, pero optó por hacerse el muerto. "Doblé mi corbata y me la puse en la boca para no gritar", contó.

"El hombre de botas negras siguió buscando estudiantes y metiéndoles balazos en el cuerpo. Me quedé lo más quieto que pude y cerré los ojos, esperando que me volvieran a disparar", dijo conmovido el adolescente.

"Mi cuerpo estaba temblando. Vi a la muerte tan de cerca. Nunca me olvidaré de las botas negras acercándose. Tuve la impresión de que era la muerte que se me acercaba". Mientras su papá, un almacenero, lo consolaba en su cama empapada de sangre, Khan recordó: "Un rato después los hombres se fueron y yo me quedé ahí unos minutos. Luego intenté levantarme, pero me caí al piso como consecuencia de mis heridas".

"Cuando me arrastré hasta el salón siguiente, fue horrible. Vi el cadáver de nuestra secretaria en llamas. Estaba sentada en la silla con sangre que le chorreaba del cuerpo mientras se quemaba", afirmó.

Tras cinco horas de enfrentamientos entre los talibán y fuerzas policiales y militares paquistaníes, el ataque finalizó con los seis terroristas muertos y un saldo total de al menos 132 muertos.

El atentado fue reivindicado por el principal grupo talibán paquistaní, el TTP, que dijeron actuar porque para el "Ejército nuestras familias son objetivos" en las operaciones militares lanzadas contra los insurgentes en las zonas tribales de Waziristán del Norte y Khyber. "Queremos que sientan nuestro dolor", dijo un miembro del grupo al diario local The Espress Tribune.

El Ejército pakistaní desarrolla una campaña desde junio contra enclaves en las regiones de Waziristán y Kyhber con continuos bombardeos y operaciones terrestres que, de acuerdo con fuentes oficiales, han causado más de mil muertos. Los colegios suelen ser objetivo de los talibanes en Pakistán, en especial las escuelas para niñas, al igual que las instalaciones militares.

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