Se recuerda el natalicio de José Gaspar Rodríguez de Francia

6 de enero de 2015

Con todos sus perfiles contradictorios, la figura de este hombre singular encarna una de las personalidades más vigorosas de la historia paraguaya por su actuación fundamental en la formación de la nacionalidad.

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Nació en Asunción, el 6 de enero del año 1766. Era hijo del capitán de Artillería García Rodríguez de Francia y de doña María Josefa de Velasco y Yegros. Su padre había venido a la provincia como técnico en tabaco; su madre pertenecía a una vieja familia criolla. Enviado el año 1780 a realizar estudios al Colegio Montserrat, de Córdoba, regresó cinco años después con el título de Bachiller Licenciado y Maestro en Filosofía, Cánones y Sagrada Teología. En el Real Seminario de San Carlos, de Asunción, dictó cátedras de Latinidad y Vísperas de Teología, pero a los pocos años abandonó la docencia para ejercer la profesión de abogado, destacándose en ella por su probidad y eficiencia.

Desde 1790 hasta 1800, llevó en la ciudad una vida bastante disipada que algunos pretendieron atribuir a cierta decepción amorosa. Al terminar el siglo, sufrió una grave enfermedad y mal repuesto de ella, se retiró a vivir a su chacra de Ybyraí -Trinidad- por cierto tiempo. Se cree que en 1804 redactó un memorial secreto al Virrey de Buenos Aires contra el gobernador Lázaro de Rivera. En enero de 1808, fue elegido Alcalde de primer voto en el Cabildo asunceno y, al año siguiente, su nombre integró la terna para la elección de diputados del Virreinato del Río de la Plata a las cortes españoles.

Se dice que en el Congreso del 24 de julio de 1810, Francia opinó que "el poder español había caducado en América", pero su nombre no figura entre los firmantes del acta.

Cuando se produjo el pronunciamiento emancipador de mayo, Francia fue llamado como asesor por sus dirigentes y, desde ese momento, desempeñó ya actuación primordial en los acontecimientos políticos que se sucedieron. El 16 de mayo era nombrado diputado adjunto al gobernador Velasco, juntamente con don Juan Valeriano Zeballos.

En el Congreso del 17 de junio de 1811, Francia pronunció el discurso inaugural del gobierno independiente y formó parte, como vocal, en la primera Junta. A su pluma se debe la célebre nota del 20 de julio, que lanzó la idea de la Confederación en el Plata, aunque posteriormente debiera oponerse sistemáticamente a esa idea. En agosto, Francia se retiraba del gobierno, molesto por la presión de los militares; pero, alarmado por la llegada a la Asunción de los comisionados Belgrano y Echeverría, en octubre volvió a ocupar su vocalía para convertirse en el principal negociador del Tratado del 12 de ese mes, con el gobierno de Buenos Aires. Sus términos establecían, en síntesis, la extinción del estanco del tabaco; la supresión de la sisa y arbitrio que se cobraba en Buenos Aires sobre la yerba mate paraguaya; la supresión del derecho de alcabala sobre los otros productos paraguayos; el statu quo de límites en la región del Paraná hasta la fijación definitiva por un congreso general; el reconocimiento del gobierno de Asunción, de acuerdo con la contestación oficial del 28 de agosto; y la resalva del derecho argentino de imponer un moderado impuesto, en casos de urgencia, sobre los frutos del Paraguay. Esta última cláusula era acuerdo adicional secreto.

A mediados de diciembre de 1811, se produjo nueva crisis en la Junta de Gobierno por la lucha de predominio. "Molesto el doctor Francia, porque se habían adoptado algunas determinaciones sin consultarle, propuso que se convocase un congreso y se retiró manifestando que no estaba dispuesto a soportar presiones. El Cabildo apoyó en la incidencia al doctor Francia, pero los miembros de la Junta permanecieron firmes en su posición y el vocal decano se alejó por segunda vez del gobierno. Quedaron otra vez solos en el mando Yegros, Cavallero y Fernando de la Mora, iniciando una intensa labor gubernativa". Pero no había surgido en ese gobierno una dirección centrada capaz de sustituir a Francia. "Fue decisiva también en la crisis la falta de ambición de Fulgencio Yegros y Pedro Juan Cavallero. Ambos pidieron al ausente que retornase... Mas no volvió solo e indefenso, sujeto al capricho de los oficiales del cuartel.

Por disposición expresa, se creó un segundo batallón de Infantería, del cual fue comandante el mencionado vocal decano doctor Francia... Al reintegrarse a sus funciones, en noviembre de 1812, era ya el hombre principal de la situación e impuso la destitución de Fernando de la Mora.

El Congreso convocado en octubre de 1813 eligió a Francia para integrar el Consulado con Fulgencio Yegros y, desde entonces, trabajó intensamente para preparar su gobierno personal y rechazar toda tentativa de dominio de Buenos Aires. No tuvo, pues, obstáculos para que el Congreso de 1814 lo eligiera dictador por cuatro años. Pero antes de vencer el término de ese gobierno, convocó anticipadamente otro Congreso, en el año 1816, que lo proclamó Dictador Perpetuo, "con calidad de ser sin exemplar". "Basta cotejar la lista de asistentes de ambas asambleas -dice el historiador Chaves- para comprender cómo había declinado el espíritu democrático". Gran parte de sus antiguos amigos políticos -entre otros, Mariano Antonio Molas, su tío fray Fernando Caballero, el padre Marco Antonio Maíz- se opuso a la dictadura perpetua, pero Francia había conquistado ya el control absoluto de la situación política y nadie podía contradecirle.

Sus primeros años de dictadura perpetua fueron de relativa tolerancia, a pesar de concentrar en sus manos la suma del poder, y se caracterizó por la acrisolada honradez en su administración. Se opuso a enviar diputados del Paraguay al Congreso de Tucumán, negando todo auxilio e injerencia a la campaña libertadora del Plata. Su política de aislamiento era ya definida y categórica.

Corría el año 1820 cuando un tal Bogarín, incitado por su confesor, le delató una conspiración tramada para asesinarlo la tarde del Viernes Santo, durante uno de sus habituales paseos a caballo. Se vieron implicados Yegros, Cavallero, el comandante Maciel, Iturbe, Fernando de la Mora y más de ochenta figuras destacadas de la Independencia que fueron inmediatamente encarceladas, con sus bienes confiscados. Llevaban un año en prisión cuando Francia fue advertido de que los presos mantenían comunicación con el caudillo entrerriano Francisco Ramírez, quien preparaba en territorio correntino la invasión del Paraguay. Considerando muy grave su situación política por el peligro interno y externo, el Dictador Perpetuo comenzó entonces a ordenar los fusilamientos de presos políticos, agudizando el rigor de su despotismo.

Juzgado en síntesis, el gobierno de Francia se caracterizó, en el orden social: por su opresión de las clases directivas reposando en el poder extraído de la exaltación de masas populares y en el sistemático empobrecimiento de las fortunas particulares por multas y confiscaciones. En el orden económico: por la política autárquica, fomento de la agricultura, supresión y ruina del comercio; en el orden internacional: por el firme sostenimiento de la Independencia y el rechazo de todas las tentativas argentinas de acercamiento. Con el Brasil permitió sólo un relativo comercio oficializado por el único puerto de Itapúa. Esa política llevó al Paraguay al total aislamiento, sustrayéndolo de toda posible influencia externa. Flotillas de payaguáes, sumadas a la celosa vigilancia de las milicias, guardaban los ríos. No se permitía a nadie entrar ni salir y estaba prohibida toda correspondencia epistolar. Dentro de tal aislamiento, Francia cimentó el derecho de asilo al concedérselo al general Artigas. Las persecuciones políticas continuaron hasta el fin de su gobierno. Las cárceles contenían más de seiscientos presos, algunos de los cuales debieron soportar presiones de 25 años.

Por otra parte, el dictador Francia, probo y austero, llevaba una vida solitaria de cenobita, con desprecio absoluto de toda riqueza personal, administrando con celosa diligencia el patrimonio nacional.

En los primeros días de setiembre del año 1840, enfermó para morir el 20 de ese mes a mediodía, sin nombrar sucesor. El sepelio de sus restos mortales se realizó dos días después. Fue enterrado en la iglesia de la Encarnación, colocándose un monolito sobre su sepultura. Unos años después, los cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso hicieron desaparecer esa señal para evitar exteriorizaciones tumultuosas de partidarios o la venganza de sus enemigos.

Fuente: portalguarani.com

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