En Perú, unos enardecidos pobladores quemaron vivo a un empresario al que confundieron con un ladrón. En tanto, que el verdadero delincuente logró escapar.
Los pobladores aplicaron a lo que llaman "justicia popular" donde el hombre fue golpeado brutalmente y rociado con combustible. Tras la intervención de la policía pudo descubrirse que el hombre asesinado era la víctima del ladrón.