Asciende la crisis de los “sin papeles” entre Francia e Italia

18 de junio de 2015

Los inmigrantes se amontonan en Ventimiglia, en la frontera binacional. París advirtió que no los dejará pasar. Europa elude una solución para este drama.

Compartir

Desde la escollera se oye un rezo, como un mantra. El centenar de inmigrantes que desde el sábado duerme sobre estas rocas de Balzi Rossi en Ventimiglia, la última ciudad italiana antes de la frontera con Francia, eleva su plegaria para que el gobierno de François Hollande no les siga negando el ingreso: “Déjennos pasar, ¿dónde están los derechos humanos?”, entona uno de ellos en inglés y el resto lo repite.

Lejos de conmoverse, Francia, que rechazó en lo que va del año el 75% de los ingresos migratorios entre su país e Italia, reforzó la seguridad, no sólo fronteriza. El ministro del interior francés, Bernard Cazeneuve, anunció medidas para evitar “acampes indignos de inmigrantes que amenazan la higiene, la sanidad y la seguridad de los franceses”. “Debemos acelerar el procedimiento de quienes piden asilo. Eso nos ayudará a combatir la inmigración irregular”, agregó.

Al tiempo que se ordenaron desalojos de inmigrantes clandestinos en el Pont de la Chapelle, en Saint-Bruno e en Halle Pajol, Francia aseguró que agregará 10.000 plazas para refugiados y personas que soliciten asilo.

“Que Italia se haga cargo de quienes piden asilo allí”, había dicho Cazeneuve cuando comenzó a crecer la tension por los inmigrantes varados aquí, en Ventimiglia, una ciudad de 24.700 habitantes de la Liguria italiana. Desde entonces, el premier italiano, Matteo Renzi, reclama una solución conjunta y amenaza con que, si no es así, Italia obrará por su cuenta. Renzi habla de un plan B: la posibilidad de no permitir que naves de otras nacionalidades desembarquen inmigrantes en suelo italiano. Pero ayer, un barco alemán depositó en las costas de Calabria 544 clandestinos rescatados en altamar.

Italia pide la redistribución de 40 mil refugiados teniendo en cuenta que, entre el 1 de enero y el 13 de junio de este año, unos 57 mil desembarcaron en las costas italianas. En la cumbre de ministros del Interior, el martes en Luxemburgo, se acordó un compromiso para afrontar el problema pero el recibimiento de los “sin papeles” sería cuestión de buena voluntad por parte de algunos países.

Mientras tanto aquí, en Ventimiglia, la Policía italiana desalojó por la fuerza a 48 inmigrantes del puesto fronterizo de Ponte Ludovico. Son eritreos –la mayoría–, etíopes, sudaneses y somalíes que quieren cruzar a Francia para reunirse con sus familias. Muy pocos hablan inglés o francés. Ninguno conoce italiano. De ahí el desconcierto y la resistencia cuando los subieron a un micro de la Cruz Roja para trasladarlos a la estación de trenes local donde se improvisaron baños y duchas. Dos sudaneses fueron arrestados por resistirse. Deberán cumplir ocho meses de prisión.

Afuera de la estación, Taibusèe, un eritreo de 19 años, juega desde hace días a una especie de ta-te-ti con su amigo Temam de 21. “Queremos llegar a Inglaterra. No nos vamos a mover de aquí hasta que nos dejen cruzar”, aseguraron. Ambos almuerzan y cenan el plato de comida, con pan y agua que reparte la Cruz Roja en la estación.

Ayer, el premier inglés, David Cameron, visitó la Expo de Milán y se reunió con Renzi: “Italia no está sola para afrontar esta emergencia. Aportaremos personal y recursos para ayudar en Sicilia”, dijo.

La policía de Ventimiglia detiene, desde hace 24 horas, a los autos que van a la frontera y revisa los baúles. Mientras los refugiados montan tiendas en la escollera y eligen de una fila de valijas prendas donadas por la gente, circuló la versión de que dos cadáveres de sin papeles fueron hallados en las vías del tren entre Italia y Francia, a la altura de Niza. Pero la Prefectura de los Alpes-Marittimes, en Francia, dijo que el hallazgo fue hace 2 meses.

Al anochecer, el imán Samy Boubakri llegó desde Niza para apoyar a los inmigrantes que, muy abrigados para los 30 grados que azotan junto al mar de la Liguria, dieron inicio ayer al Ramadan. “Vine a apoyar a estas personas y a organizar la plegaria –dijo el imán–. Europa no ha hecho nada por ellos. Apelo a que haya una solución. No quieren permanecer aquí. Es poco digno lo que están viviendo.”

Fuente: clarin.com

Compartir

Más notas: