¿Sabías que las estaciones del año influyen al sistema inmune?

3 de agosto de 2015

El verano, el otoño, el invierno y la primavera tienen un efecto en el comportamiento de las personas y, a su vez, en la dinámica de la sociedad. Un estudio publicado recientemente demuestra algo sorprendente: cómo hace cambiar también la expresión de algunos genes de nuestro genoma.

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Cuando éramos chicos las estaciones del año eran períodos más marcados, que cambiaban drásticamente la temperatura ambiental y la apariencia del mundo exterior. En la actualidad, pareciera que las estaciones no son tan rígidas, las hojas se caen antes de lo previsto, tenemos un invierno más "primaveral" y cada vez hace más calor.

¿Sabías que las estaciones modifican la expresión de nuestros genes (ADN)? Se trata de un nuevo ejemplo de epigenética, en donde los factores ambientales influyen en la actividad de nuestros genes. Parece una película de ciencia ficción, pero es así.

El verano, el otoño, el invierno y la primavera tienen un efecto en el comportamiento de las personas y, a su vez, en la dinámica de la sociedad. En el verano los días son más largos, es época de vacaciones y el sol recarga la energía interna. Y, por otro lado, seguramente escuchaste a alguna persona decir que su problema en las articulaciones (artrosis) empeora en el invierno.

Un estudio publicado recientemente demuestra algo sorprendente: cómo las estaciones del año influyen en la expresión de algunos genes de nuestro genoma (un total de 20.000 a 25.000 genes). En realidad, descubrieron que el 23% del genoma (5.136 genes de 22.822 analizados) tiene estas variaciones e, incluso, algunos genes son más activos durante el invierno y otros tienen su máxima expresión en el verano. Analizaron a 16 mil personas que viven tanto en el hemisferio sur como en el norte, en Australia, Gambia, Reino Unido, Islandia y Estados Unidos.

En cuanto a estas diferencias, se evidenció que los genes que están asociados a enfermedades cardiovasculares y autoinmunes tienen mayor expresión durante el invierno. Un ejemplo de una enfermedad autoinmune sería la diabetes mellitus tipo 1 o juvenil, en la cual hay altos niveles de glucosa (“azúcar en sangre”) donde el sistema inmune (“mecanismo de defensa de nuestro cuerpo”) destruye por error células en el páncreas, produciendo esta enfermedad con múltiples complicaciones conocidas a nivel cardíaco, neuronal, ocular e infecciones, entre tantas otras. Otros ejemplos de enfermedades autoinmunes (es decir, cuando el sistema inmune por error destruye células o tejido propio) son la enfermedad celíaca, la tiroiditis de Hashimoto (hipotiroidismo) y artritis reumatoidea.

Los genes que participan en la respuesta a las vacunas son más activos durante el invierno, otra observación interesante. Por lo tanto, al tomar una decisión de implementar políticas de salud tales como campañas de vacunación, deberían realizarse durante el invierno, porque el sistema inmune está "más activo" y, por ende, será más efectivo su efecto protector contra las infecciones. El estudio destaca la importancia en las variaciones de la actividad del sistema inmune, el cual en la actualidad es el objetivo terapéutico de varios medicamentos, y lo seguirá siendo más ampliamente en el futuro.

Según este estudio, no está claro el mecanismo que produce las diferencias en la expresión de genes y en el sistema inmune, aunque la hipótesis de los autores es que se da por cambios en el medioambiente, como la luz solar y la temperatura.

El llamado ritmo circadiano, o sea, nuestro "reloj interno", jugaría un papel clave, ya que es afectado por los cambios en la luz (solar) diaria. A su vez, está demostrado que las personas que tienen alteraciones en el ritmo normal del día como personas que trabajan en turnos nocturnos tienen mayor riesgo para desarrollar problemas de salud.

Consideran que esta hipótesis explicaría la variación de la expresión de genes, ya que las personas que analizaron y viven en Islandia (en donde hay 24 horas de luz en el verano y 24 horas de oscuridad en el invierno) tuvieron una menor variabilidad en la expresión de acuerdo a la estación del año.

El descubrimiento de cómo las estaciones del año influyen en la expresión de genes es un nuevo ejemplo de epigenética. Existe la idea de que nuestros genes nos determinan como si fuera el software de una computadora, aunque en realidad esto no es tan así. Los seres humanos también somos responsables y podemos modificar nuestros genes.

Los factores externos tienen un efecto sobre el genoma humano, lo que se conoce como epigenética. En este caso, se modifica la expresión de los genes sin alterar la secuencia del genoma, o sea, sin que ocurra una mutación. Los factores ambientales (como la alimentación, el estrés y ahora las estaciones del año) actuarían como en un botón de la luz, prendiéndola o apagándola de acuerdo a su efecto, causando un aumento en la expresión y disminución de la expresión de genes (ADN), respectivamente.

Este es un descubrimiento muy importante y el comienzo de un nuevo camino de investigación que posibilitará entender mejor el mecanismo de las enfermedades y, de esta manera, desarrollar mejores tratamientos focalizados siguiendo el camino de la medicina del presente y el futuro, la "medicina personalizada".

Fuente: entremujeres.clarin.com

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