El uso del aire acondicionado durante el verano puede ser un aliado para combatir las altas temperaturas, pero su empleo inadecuado puede ocasionar problemas de salud y aumentar el riesgo de golpes de calor al salir al exterior. Por ello, es esencial tomar ciertas precauciones para mantener un ambiente fresco sin comprometer el bienestar.
Primero, es importante evitar ajustes extremos en la temperatura. Se recomienda que el aire acondicionado esté entre 24 y 26 grados Celsius, un rango que garantiza comodidad sin generar cambios bruscos al pasar del interior al exterior. Las variaciones drásticas pueden provocar resfriados, dolores de cabeza y problemas musculares.
La limpieza regular de los filtros del aire acondicionado es otro factor crucial. Un mantenimiento adecuado no solo mejora la eficiencia energética, sino que también previene alergias y problemas respiratorios causados por el polvo y los ácaros acumulados.
Por otro lado, para prevenir golpes de calor, es vital mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol entre las 10 a. m. y las 4 p. m., y usar ropa ligera y de colores claros. Los niños, los ancianos y las personas con condiciones preexistentes deben recibir especial atención, ya que son más vulnerables a las temperaturas extremas.
Además, es importante no abusar del aire acondicionado, ya que puede generar dependencia al fresco artificial, lo cual dificulta la adaptación del cuerpo al calor natural. En su lugar, se pueden complementar las medidas con ventiladores y corrientes de aire cruzadas, o cerrando persianas para bloquear el calor externo.
Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS).