A este clamor por justicia se sumaron campesinos, trabajadores y otros sectores sociales que reclamaban diversas reivindicaciones contra la corrupción y el abuso de poder.
Las manifestaciones, inicialmente pacíficas, se tornaron tensas y enfrentaron represión, resultando en heridos y la trágica muerte de varios jóvenes.
A pesar del dolor y la tensión, la movilización y la presión social ejercida por el pueblo fueron cruciales para generar un cambio político culminando con la renuncia del entonces presidente de la República, Raúl Alberto Cubas Grau.
El “Marzo Paraguayo” marcó un antes y un después en la historia del país, recordando la fuerza del pueblo para defender sus derechos.